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Entre risa y llanto

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Mensaje por Melancolía Dom 22 Jun 2014 - 16:57

Entre risa y llanto Por Felipe Coll


En 1949 Norma Aleandro era la alumna más joven del Instituto de Arte Moderno en Buenos Aires. Todos sus compañeros superaban los 20 años y ella, como buena hija de actores, estaba convencida de que ya desde sus 13 años la aguardaba un futuro promisorio en las tablas.

En aquel año llegó a la capital argentina una prestigiosa profesora francesa de teatro, Simone Garmá. “Yo quería ser como ella —reconoce Norma—. Era alguien muy elegante, y su fuerte acento francés me parecía de lo más distinguido”.
En una de las clases que dio en aquel instituto, Garmá sugirió a los alumnos un ejercicio de improvisación. El tema que les propuso fue una cuestión candente del momento: la guerra.

La historia propuesta trataba de un grupo de personas que huía de un pueblo bombardeado. Al llegar al puente de la ciudad, de pronto aparecía un avión y los ametrallaba a todos. Ahí comenzaba entonces la improvisación y cada alumno podía elegir cuál era su suerte después del bombardeo. “Yo, como todos los actores incipientes, decidí que lo que mejor iba a mostrar mis cualidades era la representación de mi muerte”, recuerda Norma.

Cuando terminó su ostentosa actuación, aguardó la felicitación de Garmá. Pero la profesora guardó silencio, subió al escenario y le hizo esta pregunta con fuerte acento francés.
—¿Usted quiegue seg actgiz?
—Sí, sí, contestó Aleandro.
—Pues no sigve…
Ella no entendió bien y le preguntó:
—¿Cómo?
—Que como actgiz usted no sigve.
Sin más comentarios, Garmá se alejó de la joven con desdén para seguir hablando con los otros alumnos.

Norma, hija de Pedro Aleandro y María Luisa Robledo, dos memorables actores, sintió entonces que recibía una puñalada mortal. Había sido expulsada de la escuela secundaria por mala conducta y todas sus esperanzas estaban puestas en la posibilidad de actuar.
Con hipersensibilidad adolescente, pensó entonces que no le quedaba otra alternativa más que el suicidio.
“Yo era muy religiosa —recuerda—, y entonces fui a la Iglesia de la Piedad, en la calle Bartolomé Mitre. Ahí estuve rezando y llorando delante del Cristo. Luego caminé unas diez cuadras hasta la Costanera Sur con la idea de tirarme al río. Cuando llegué, me paré sobre el borde de la costanera, pero no me animé a saltar —confiesa Norma—. La vida me retuvo y no me tiré”.
El camino para salir de ese pozo depresivo, que incluyó crisis de anorexia, no fue sencillo, y le llevó varios años de tratamientos.

Pese a este mal comienzo, con el paso del tiempo Norma Aleandro tuvo una carrera fabulosa como actriz hasta alcanzar prestigio internacional en teatro y cine. “La historia oficial”, película que protagonizó en 1983, es el único filme argentino que ha recibido el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Además, por su impecable trayectoria artística este año fue elegida por los lectores de Selecciones de Reader´s Digest como la “Actriz más confiable” de la Argentina.

Pero los dulces placeres del éxito que la acompañan ininterrumpidamente en las últimas décadas, son el corolario de una carrera convulsionada, en la que su propia vida estuvo muchas veces en juego.

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Mensaje por Melancolía Dom 22 Jun 2014 - 17:05