EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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Otra oportunidad

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Mensaje por laila mabrik Jue Jun 05, 2014 2:37 pm

Otra oportunidad

Por kinucha

Siempre tuve la ilusión de plasmar o escribir, mis sentimientos o algunos sentires. Me cuesta, no es fácil, pero voy a intentarlo. Hablando un poco de lo qué significa para mí o cómo interpreto el que Dios nos de otra oportunidad de vida. Todos al nacer tenemos la oportunidad de vivir, algunos lo hacemos por minutos, horas, días, pocos o muchos años. Todos tenemos el destino ya escrito desde el momento mismo de ser fecundados. Ya está estipulado a qué venimos, qué misión debemos cumplir en este mundo. Aquellos que tenemos la bendición de DIOS de hacerlo por muchos años, también tenemos el beneficio del libre albedrío, lo que significa, que en cierto modo podemos elegir cómo vamos a vivir. Aunque a veces no vivimos como queremos, sino como podemos. Ya de niños nos vamos formando, en el seno familiar, con carácter, estilos de vida, maduración física, moral y espiritual. Desde que tenemos uso de razón sabemos discernir entre lo bueno y lo malo, el amor, el respeto, la tolerancia. Aprendemos a compartir, a comunicarnos, a saber lo que queremos y poder pedirlo, a diferenciar entre el sí y el no. Vamos aprendiendo de nuestros padres y de los seres queridos que nos rodean. Aprendemos a caminar, a deambular, y así podemos elegir en qué lugar estar y dirigirnos a él. Podemos comenzar a crear nuestros propios espacios para disfrutar, jugar, esparcirnos. Luego, con el inicio escolar, comenzamos a relacionarnos socialmente, con otras personas, de las que recibimos otros tipos de enseñanzas. Esto nos da la oportunidad no solo de cultivarnos y aprender, sino de poder comparar distintas historias de vida. Comenzamos a evaluar nuestra vida, y a saber de qué tipo de personas queremos rodearnos, fuera de nuestro círculo familiar.
Entonces comienza nuestro camino, y transitando por él, vamos conociendo distintas opciones, estudiamos, trabajamos, y nos vamos dando cuenta de quiénes son nuestros amigos. Aquellos en quien podemos confiar, y con los que vamos a compartir todo. También conocemos los distintos sentimientos, que surgen de las ocasionales o duraderas relaciones, conocemos a la gente que nos quiere de verdad, las que se aprovechan de nosotros las que nos usan y se van ,las que nos envidian, las que harían cualquier cosa por vernos felices, y las que harían cualquier cosa por ponernos obstáculos y tratar de que fracasemos en todo lo que emprendamos. Nos encontramos con personas que fingen amor o cariño, y terminan haciéndonos mucho daño. Allí es cuando nos damos cuenta, que comienza a despertarse en nosotros la desconfianza hacia quienes nos rodean, comenzamos entonces a tratar de elegir mejor con quién relacionarnos. Hasta que un día, DIOS, pone en nuestro camino a la persona que se convierte en el amor de nuestras vidas y con quien, y a pesar de los que los demás opinen, vamos a planear unir nuestras vidas para que nuestros caminos se conviertan en uno. Formar una familia, tener nuestros hijos, suponiendo que nada ni nadie podrá opacar los proyectos de vida que tengamos. Disfrutando las oportunidades que se nos presentan para progresar, como personas, como profesionales, como mujeres u hombres dispuestos a no desaprovechar cada milagroso día. Siempre esperamos un milagro, sin pensar que cada día es un milagro, cada despertar, ya lo es. El hecho de vivir, de respirar, de sentir latir nuestro corazón, se convierte en un milagro. El tener hijos, que son la continuidad de nuestras vidas. A lo largo de este camino, mientras tratamos de ser felices, con lo que vamos generando con nuestro esfuerzo, mientras nos deleitamos con ver crecer a nuestros hijos, mientras caminamos el sendero hacia la vejez, de pronto nos damos cuenta que hay gente. Ellos, lejos de ocuparse de vivir su propia vida, se agazapan en las sombras de la maldad y la envidia, para querer quitarnos lo que, por derecho divino es nuestro. Entonces un buen día, nos damos cuenta que vivimos en una burbuja, que estamos tan ensimismados en lo nuestro, que no advertimos que la mentira, la falsedad, el engaño, y el dolor, están golpeando a nuestra puerta. Y que cuando nos damos cuenta ya es tarde, ya están ocupando nuestro lugar, en los sentimientos de quien creíamos era nuestro compañero fiel y amoroso para toda la vida. Es entonces, que por tratar de recuperar lo que tanto tiempo y sacrificio nos costó conseguir, vamos abandonando un poco lo que construimos. Comenzamos a sentirnos culpables por creer que lo que era nuestro nadie podía tocarlo, y confiadamente lo descuidamos. Pensando en la libertad, por tener una mente sana, limpia, de buenos sentimientos. Con un corazón, no preparado para la traición que nunca haríamos, pero sin creer también, que no todos son como nosotros. Hay gente a la que no le importa nada, no tiene escrúpulos, y toma lo que quiere sin importarle de quién es y el perjuicio que causa. No soportan la felicidad de otros, porque ellos no supieron construir la propia, entonces, con facilidad la arrebatan , y se la apropian. Y quieren andar felices con una felicidad ajena que no les corresponde. Desgarran la felicidad de otros dejando el alma, gravemente herida, sangrando... sin piedad. Po otro lado, esta nuestra media naranja, aquella persona de quien nos enamoramos con locura, y sin vacilar aceptamos cuando nos propone matrimonio. Nos hacemos la película de la felicidad completa y eterna, y ya idealizamos nuestro futuro hogar, nuestros hijos. Creemos que él es nuestro príncipe azul, que nada nos va a pasar a su lado, que tiene capa y espada, y nos va a defender de los demonios, que nos acechan. Después, resulta que él es en gran parte responsable de que esos demonios se involucren en nuestras vidas.
Es entonces, cuando más nos aferramos a la FE en DIOS, cuando le pedimos que nos de la fortaleza de enfrentar a todos y a todo. Pedimos que nos ayude a limpiar nuestro corazón y nuestra alma de rencor, y de odio, porque en esos momentos es lo que sentimos. Con el paso del tiempo nos damos cuenta que nuestro cuerpo se enferma, se envenena de tantos malos sentimientos que lo único que logra en nosotros es vivir obsesionados por la situación que nos quebranta en demasía. Todo esto, hasta el punto de pensar hacer algo de lo que podamos arrepentirnos más tarde.
Es cuando en tanto remolino de dolor e impotencia, comienza a crecer una luz, llena de amor y fortaleza. Es tan blanca y brillante que nos atraviesa hasta penetrar en nuestra alma. Sentimos en nuestro interior una voz, tan suave y reconfortante, que nos produce somnolencia y paz. La podemos identificarla como la voz de uno o más ángeles enviados por nuestro DIOS, en nuestro auxilio. En tanta vorágine de sufrimiento, se presenta ante nosotros OTRA OPORTUNIDAD DE VIDA.
Esa luz, que comienza iluminando nuestro ser, nuestra mente, nos hace abrir los ojo, nos sacude, nos hace mirar la realidad dormida en nuestro interior. Hace que nos miremos a un espejo, donde más allá de ver nuestro reflejo, podamos ver todo lo que estamos dejando de lado por nuestro dolor, todo lo que tiene tanto valor y no le estamos dando la importancia que merecen. Eso es nuestro valor como personas, el valor de nuestros afectos cotidianos, de nuestro entorno, nuestra familia, nuestro imperio construido durante años. Nos vemos pariendo a nuestros hijos, besando y abrazándolos, acunándolos contra nuestro pecho. Es así, que de pronto, damos un brinco y nos ponemos de pie. Construimos una coraza de amor, y salimos a desafiar a todo aquello que en algún momento se interpuso en nuestro camino y quiso derribarnos. Casi lo logran, si no fuera por el escudo y la fuerza del infinito amor, que se gestara en nuestras entrañas, y que no merecen que nosotros nos demos por vencidos. Así, tan fácil, cuando nosotros mismos les inculcamos a luchar contra todo, en esta vida llena de riscos.
Nos damos cuenta entonces que la vida es hermosa, que cada día al abrir los ojos y ver el brillo del sol, o sentir la lluvia, ver la sonrisa de nuestros seres amados, inspira a uno a decir y a pesar que ¡vale la pena estar vivo!
Damos a nuestra vida así otro color, otro sentido. Comenzamos a darle importancia a las cosas que antes no advertíamos que existían como el calor de la brisa en el rostro, el aroma de las flores, el canto de los pájaros. También permitimos que nuestro ángel nos acompañe a todas partes susurrándonos al oído cosas que nos transmitan paz, armonía, y nos haga esbozar una sonrisa mientras caminamos solos por la calle, hasta el punto que la gente nos mire insinuándonos que estamos locos.
No todos tenemos esta milagrosa oportunidad, y en verdad digo que es maravilloso lo que se siente. Amigarnos con la autoestima, dejar de sentirnos culpables, entender que no podemos ser dueños de nadie, que cada individuo es único e irrepetible, y que si DIOS nos quisiera prisioneros nos hubiera creado con jaulas alrededor. Que la libertad y la independencia es lo más sagrado, todos tenemos derecho a elegir dónde y con quien estar. Aunque para los demás sea lo equivocado, de hecho también tenemos derecho a equivocarnos, pero lo importante es darnos cuenta a tiempo y poder cambiar de opinión y cambiar incluso nuestro modo de vivir y convivir. Inclusive generando en nuestro entorno asombro por nuestra actitud a la que no estaban acostumbrados, dejándonos llevar por los acontecimientos, tomando decisiones, posiblemente erróneas pero sin analizarlas demasiado, y con las que nos sintamos bien con nosotros mismos. Lo importante es vivir cada día, alejándonos del pasado que ya fue y acercándonos al futuro incierto y misterioso. Sin hacer demasiados planes a largo plazo, pues no sabemos cuánto tiempo tenemos para cumplirlos. Lo importante es tratar de ser feliz, vivir, y no solo existir, reír, bailar, pasear, darnos los gustos, disfrutar de cada momento, en compañía o en soledad, del trabajo y el ocio.
Vivir y dejar vivir... esa es la consigna.
Aprendí con los años, que siempre hay que estar alerta, que no hay que confiar en forma enceguecida ni siquiera en nosotros mismos, porque en un arrebato de locura también nuestro corazón traiciona a nuestra razón y solemos cometer errores. También aprendí que no siempre lo que los demás esperan de nosotros es precisamente lo que nosotros tenemos en mente ser o hacer. Tratar de ser auténticos, no querer conformar a todo el mundo quedando inconformes nosotros. Hay que aprender a decir que no aunque a los demás no les guste. Tenemos que vivir nuestra vida como nos gusta a nosotros, no como les gusta a los demás, siempre mirando hacia adelante, no volver la vista atrás. No preguntarnos tantas veces si está bien o mal, de eso vamos a darnos cuenta cuando tomamos las decisiones.
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Mensaje por sabra Dom Jun 15, 2014 10:23 pm

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Mensaje por Admin Jue Sep 11, 2014 5:20 am

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