EL ÁNGEL QUE VOLVIÓ AL CIELO.
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EL ÁNGEL QUE VOLVIÓ AL CIELO.
EL ÁNGEL QUE VOLVIÓ AL CIELO.
Ava Rosemeyer fué como una pequeña estrella que hizo un paso fugaz por esta vida. Con su corta edad no llegó a conocer la tristeza, ni las preocupaciones ni el dolor. Ava llego al mundo el 22 de agosto de 2003 y voló al cielo el 05 de febrero de 2007, con tan solo 3 añitos.
Sheye Rosemeyer y su marido, los padres de Ava, amaban a sus hijos Mason y Luca, pero ambos deseaban con todo su corazón tener una hija. "No hubiera dejado de tener hijos hasta recibir una rosa" - afirmó Sheye.
Ese deseo se hizo realidad cuando el médico le confirmó al matrimonio Rosemeyer que en camino venía una niña.
Sheye, sin poder controlar su felicidad, inmediatamente salió de compras. Visitó las tiendas de ropa de bebes y llenó los carros con juguetes para niñas. Según ella misma cuenta, se pasó los nueve meses del embarazo pintando, junto a su marido, las paredes del dormitorio de la niña de color rosa y restaurando los muebles de sus niños.
El día de "la fecha de vencimiento de su panza" (así se refirió la misma Sheye al día del parto de Ava) todos estaban nerviosos y emocionados. Los niños, Mason y Luca, discutían por quien iba a cargarla primero, el papá iba de acá para allá y las manos le sudaban, la abuela apretaba en sus manos un osito color rosa y el abuelo calmaba a los hermanitos de Ava. La beba nació sin problemas y muy sana. "Fue un parto muy sencillo y dar a luz a mi princesa fue divino", fueron las palabras de Sheye. En eso se convirtió Ava ese día, en la princesa de la familia.
Ava tuvo un crecimiento feliz. Su familia la adoraba, se llevaba estupendo con sus hermanos y demostró tener una personalidad deslumbrante. Amaba el baile y la música, y bailar junto a su amiga Kiralee era una de las cosas que más disfrutaba. Su mamá es fotógrafa, por lo que Ava se convirtió en su modelito, y eso era algo que tumben le apasionaba a la pequeña. Cuando la niña era todavía pequeña, Sheye amaba vestirla de color rosa y jugar con su pelo decorándolo con accesorios, pero para su angustia, eso era algo que a Ava no le simpatizaban ni un poquito. Su mamá dice que eso solo lo hacía por capricho, porque después del nacimiento de Ivi, la hermanita menor de Ava con la cual hay muy poca diferencia de edad, la princesa Ava comenzó a amar la ropa femina, los accesorios para el pelo, los pintalabios y esmaltes de uñas; de un momento a otro su ropero acabó de llenarse con toda la línea de vestidos Barbie Fantasy.
Ava era adorable, al igual que sus hermanos. Y amaba jugar y pasar el tiempo con Mason, Luca, y sobretodo cuidando de Avi. Gozaba mucho de la lectura de cuentos y de las historias de princesas y bosques encantados. Era muy mimosa y le gustaba decirle a su mamá y a su papá, casi en un susurro, "I love so much". También le gustaban las cosquillas y casi nunca se hallaba de mal humor, pero si en algún momento se molestaba por algo, su sonrisa enseguida volvía a su rostro. Se divertía robándole comida a su papá y siempre le pedía, tiernamente, "un poco más".
Todas las noches, antes de dormir, rezaba una oración y le indicaba su mamá donde iba cada cosa, y si su dormitorio no estaba ordenado, entonces tenía que ordenarlo antes de dormir. Su mamá acostaba a las niñas, mientras que su marido hacía dormir a los niños. Entonces Ava, una vez en la cama, le decía a su mama "Mami, debo levantarme para darle un abrazo más a Maso y a Luca", y así iba, descalza, hasta la habitación de sus hermanos.
Había algo que Ava amaba sobre cualquier otra cosa, y era su abuelo. Él vivía en la casa de al lado, por lo que había compartido con ella prácticamente toda su infancia. Él era quien llevaba y recogía a Ava del jardín todos los días. El era quien le daba chocolates a escondidas mientras sus papás no lo veían. Era el quien cumplía con todos los caprichos de Ava, y ella, agradeciéndole, le cantaba, siempre como un susurro, "tú eres mi sol".
Una semana antes de aquel trágico 03 de febrero, Sheye había estado de viaje, y Cryton, su marido, se había quedado con los niños. "Cuando llegué de aquel cansador viaje, lo único que deseaba era estar con mi familia, y eso hice", cuenta Sheye.
Como la familia Rosemeyer vivía al lado de la casa del abuelo de Ava, habían decidido poner un gran muro que rodee las dos casas, así los niños podrían moverse con tranquilidad entre las dos propiedades.
La tarde del accidente, Mason le pidió a su mamá que lo a ayude a remodelar unas cosas en su cuarto. Entonces Sheye, Mason y Luca subieron al cuarto, mientras Ava miraba televisión en el comedor y Cryton sacaba de paseo a Ivy.
Ava advirtió que se había dejado unas cosas en el auto que estaba estacionado entre la casa de su abuelo y su casa, y le pidió permiso a su mamá para ir a buscarlas. Sheye le dijo que vaya, pero que entre rápido, que no se detenga con nada porque hacía calor para estar afuera.
Eso hizo Ava. Fue hasta el auto y buscó sus cosas, pero las puertas se trabaron por dentro y Ava quedó encerrada, sin poder pedir ayuda para salir. Sheye advirtió que no se escuchaban ruidos en el comedor y bajó para ver si la niña había regresado y se encontró con el lugar vacío, salió a buscarla y la vio desmayada dentro del auto. Había sufrido un golpe de calor que la dejó asfixiada. Urgentemente llamaron a las ambulancias mientras trataban de enfriar su pequeño cuerpo. Media hora tardaron en llegar los de servicios de emergencias. La cargaron y la llevaron. En el hospital le dijeron que había grandes probabilidades de Ava muera, y en ese mismo instante el mundo se derrumbó para la familia Rosemeyer, más aún para Sheye. Los siguientes 2 días Ava mejoró razonablemente y el médico le dijo que era aun buen momento para viajar a la casa donde estaban sus otros niños. Cryton y Sheye dudaron en irse, pero viendo que Ava ya estaba fuera de peligro y que Angie, la hermana Sheye cuidaría de ella, decidieron que ver a sus niños era lo mejor. La casa solo quedaba a dos horas del hospital y cuando estaban a medio viaje una enferma del hospital los llamó para decirles que Ava había sufrido un paro cardiorrespiratorio, y que estaba grave. Cuando llegaron Ava ya había volado al cielo.
Agustina
Ava Rosemeyer fué como una pequeña estrella que hizo un paso fugaz por esta vida. Con su corta edad no llegó a conocer la tristeza, ni las preocupaciones ni el dolor. Ava llego al mundo el 22 de agosto de 2003 y voló al cielo el 05 de febrero de 2007, con tan solo 3 añitos.
Sheye Rosemeyer y su marido, los padres de Ava, amaban a sus hijos Mason y Luca, pero ambos deseaban con todo su corazón tener una hija. "No hubiera dejado de tener hijos hasta recibir una rosa" - afirmó Sheye.
Ese deseo se hizo realidad cuando el médico le confirmó al matrimonio Rosemeyer que en camino venía una niña.
Sheye, sin poder controlar su felicidad, inmediatamente salió de compras. Visitó las tiendas de ropa de bebes y llenó los carros con juguetes para niñas. Según ella misma cuenta, se pasó los nueve meses del embarazo pintando, junto a su marido, las paredes del dormitorio de la niña de color rosa y restaurando los muebles de sus niños.
El día de "la fecha de vencimiento de su panza" (así se refirió la misma Sheye al día del parto de Ava) todos estaban nerviosos y emocionados. Los niños, Mason y Luca, discutían por quien iba a cargarla primero, el papá iba de acá para allá y las manos le sudaban, la abuela apretaba en sus manos un osito color rosa y el abuelo calmaba a los hermanitos de Ava. La beba nació sin problemas y muy sana. "Fue un parto muy sencillo y dar a luz a mi princesa fue divino", fueron las palabras de Sheye. En eso se convirtió Ava ese día, en la princesa de la familia.
Ava tuvo un crecimiento feliz. Su familia la adoraba, se llevaba estupendo con sus hermanos y demostró tener una personalidad deslumbrante. Amaba el baile y la música, y bailar junto a su amiga Kiralee era una de las cosas que más disfrutaba. Su mamá es fotógrafa, por lo que Ava se convirtió en su modelito, y eso era algo que tumben le apasionaba a la pequeña. Cuando la niña era todavía pequeña, Sheye amaba vestirla de color rosa y jugar con su pelo decorándolo con accesorios, pero para su angustia, eso era algo que a Ava no le simpatizaban ni un poquito. Su mamá dice que eso solo lo hacía por capricho, porque después del nacimiento de Ivi, la hermanita menor de Ava con la cual hay muy poca diferencia de edad, la princesa Ava comenzó a amar la ropa femina, los accesorios para el pelo, los pintalabios y esmaltes de uñas; de un momento a otro su ropero acabó de llenarse con toda la línea de vestidos Barbie Fantasy.
Ava era adorable, al igual que sus hermanos. Y amaba jugar y pasar el tiempo con Mason, Luca, y sobretodo cuidando de Avi. Gozaba mucho de la lectura de cuentos y de las historias de princesas y bosques encantados. Era muy mimosa y le gustaba decirle a su mamá y a su papá, casi en un susurro, "I love so much". También le gustaban las cosquillas y casi nunca se hallaba de mal humor, pero si en algún momento se molestaba por algo, su sonrisa enseguida volvía a su rostro. Se divertía robándole comida a su papá y siempre le pedía, tiernamente, "un poco más".
Todas las noches, antes de dormir, rezaba una oración y le indicaba su mamá donde iba cada cosa, y si su dormitorio no estaba ordenado, entonces tenía que ordenarlo antes de dormir. Su mamá acostaba a las niñas, mientras que su marido hacía dormir a los niños. Entonces Ava, una vez en la cama, le decía a su mama "Mami, debo levantarme para darle un abrazo más a Maso y a Luca", y así iba, descalza, hasta la habitación de sus hermanos.
Había algo que Ava amaba sobre cualquier otra cosa, y era su abuelo. Él vivía en la casa de al lado, por lo que había compartido con ella prácticamente toda su infancia. Él era quien llevaba y recogía a Ava del jardín todos los días. El era quien le daba chocolates a escondidas mientras sus papás no lo veían. Era el quien cumplía con todos los caprichos de Ava, y ella, agradeciéndole, le cantaba, siempre como un susurro, "tú eres mi sol".
Una semana antes de aquel trágico 03 de febrero, Sheye había estado de viaje, y Cryton, su marido, se había quedado con los niños. "Cuando llegué de aquel cansador viaje, lo único que deseaba era estar con mi familia, y eso hice", cuenta Sheye.
Como la familia Rosemeyer vivía al lado de la casa del abuelo de Ava, habían decidido poner un gran muro que rodee las dos casas, así los niños podrían moverse con tranquilidad entre las dos propiedades.
La tarde del accidente, Mason le pidió a su mamá que lo a ayude a remodelar unas cosas en su cuarto. Entonces Sheye, Mason y Luca subieron al cuarto, mientras Ava miraba televisión en el comedor y Cryton sacaba de paseo a Ivy.
Ava advirtió que se había dejado unas cosas en el auto que estaba estacionado entre la casa de su abuelo y su casa, y le pidió permiso a su mamá para ir a buscarlas. Sheye le dijo que vaya, pero que entre rápido, que no se detenga con nada porque hacía calor para estar afuera.
Eso hizo Ava. Fue hasta el auto y buscó sus cosas, pero las puertas se trabaron por dentro y Ava quedó encerrada, sin poder pedir ayuda para salir. Sheye advirtió que no se escuchaban ruidos en el comedor y bajó para ver si la niña había regresado y se encontró con el lugar vacío, salió a buscarla y la vio desmayada dentro del auto. Había sufrido un golpe de calor que la dejó asfixiada. Urgentemente llamaron a las ambulancias mientras trataban de enfriar su pequeño cuerpo. Media hora tardaron en llegar los de servicios de emergencias. La cargaron y la llevaron. En el hospital le dijeron que había grandes probabilidades de Ava muera, y en ese mismo instante el mundo se derrumbó para la familia Rosemeyer, más aún para Sheye. Los siguientes 2 días Ava mejoró razonablemente y el médico le dijo que era aun buen momento para viajar a la casa donde estaban sus otros niños. Cryton y Sheye dudaron en irse, pero viendo que Ava ya estaba fuera de peligro y que Angie, la hermana Sheye cuidaría de ella, decidieron que ver a sus niños era lo mejor. La casa solo quedaba a dos horas del hospital y cuando estaban a medio viaje una enferma del hospital los llamó para decirles que Ava había sufrido un paro cardiorrespiratorio, y que estaba grave. Cuando llegaron Ava ya había volado al cielo.
Agustina
Melancolía- Escritora
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Fecha de inscripción : 18/03/2012
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