A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
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A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
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A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca
Personajes
EL REY DON SEBASTIAN.
DON LOPE DE ALMEIDA.
DON JUAN DE SILVA.
DON LUIS DE BENAVIDES.
DON BERNARDINO, viejo.
EL DUQUE DE BERGANZA.
DOÑA LEONOR, dama.
SIRENA, criada.
MANRIQUE, criado.
CELIO, criado.
UN BARQUERO.
ACOMPAÑAMIENTO.
SOLDADOS.
La escena es en Lisboa, en las cercanías de Aldea Gallega y en otros puntos.
A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca
Personajes
EL REY DON SEBASTIAN.
DON LOPE DE ALMEIDA.
DON JUAN DE SILVA.
DON LUIS DE BENAVIDES.
DON BERNARDINO, viejo.
EL DUQUE DE BERGANZA.
DOÑA LEONOR, dama.
SIRENA, criada.
MANRIQUE, criado.
CELIO, criado.
UN BARQUERO.
ACOMPAÑAMIENTO.
SOLDADOS.
La escena es en Lisboa, en las cercanías de Aldea Gallega y en otros puntos.
Marcela Noemí Silva- Admin
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Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XII
Otro punto de la playa a vista de la quinta de Don Lope
MANRIQUE, SIRENA.
MANRIQUE
Sirena, cuyo mirar
suspende, enamora, encanta,
¿vienes acaso a escuchar
a su orilla cómo canta
la sirena de la mar?
Oye un soneto oportuno,
heroico, grave y discreto:
no te parezca importuno,
porque éste es el un soneto
de los mil y ciento y uno.
(Saca Manrique un papel y lee.)
«Cinta verde, que en término sucinta,
su cinta pudo hacerte aquel Dios tinto
en sangre, que gobierna el globo quinto,
para que Venus estuviese en cinta:
La primavera tus colores pinta,
por quien yo traigo en este laberinto,
tamaño como pasa de Corinto,
el corazón, más negro que la tinta.
Hoy tu esperanza a mi temor junte,
porque en su verde y amarillo tinte
amor flemas y cóleras barrunte;
que como a mí de su color me pinte,
no podrá hacer, aunque en arpón me apunte,
que mi esperanza no se encaraminte.»
SIRENA
¡ Qué lindo soneto has hecho!
Pero enseña a ver si es verde
la cinta.
MANRIQUE
(Ap. En bien se me acuerde
lo que la cinta se ha hecho.
¡Ah! Sí.) Estaba cierto día
junto al Tajo, en su frescura
contemplando tu hermosura,
Sirena, y la dicha mía.
Saqué aquella cinta bella
para aliviar mi esperanza,
y culpando tu mudanza,
empecé a llorar con ella.
Besábala con placer,
y un águila que me vio
llegarla al labio, pensó
que era cosa de comer.
Bajó de una piedra viva,
y con gran resolución
arrebatóme el listón,
y volvió a subir arriba.
Yo, aunque con gran ligereza
subir a su nido quiero,
no pude hallar un caldero
que ponerme en la cabeza.
Con esta ocasión se pierde
de tu listón la memoria.
Ésta es, Sirena, la historia
llamada la cinta verde.
SIRENA
Pues óyeme lo que a mí
después acá me pasó.
Estando en el campo yo,
volar un águila vi,
que era la misma; pues viendo
no ser cosa de comer,
la cinta dejó caer
junto a mí; y yo, acudiendo
a ver lo que había caído,
hallé entre las flores puesta
la cinta; mira si es ésta.
MANRIQUE
¡Notable suceso ha sido!
SIRENA
Más notable será ahora
la venganza.
MANRIQUE
Mejor es
dejarlo para después,
que sale al campo señora.
(Vase.)
Marcela Noemí Silva- Admin
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Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XIII
DOÑA LEONOR. -SIRENA.
DOÑA LEONOR
Sirena.
SIRENA
Señora.
DOÑA LEONOR
Mucha
es mi tristeza.
SIRENA
Pues ¿no
sabré qué es la causa yo?
DOÑA LEONOR
Ya la sabes; pero escucha.
Desde la noche triste
que en tantas confusiones, abrasada
Troya a mi casa viste,
quedando yo de todos disculpada,
don Juan más engañado,
libre don Luis, don Lope asegurado;
después que por la ausencia
que quiere hacer, en esta hermosa quinta
adonde la excelencia
de la naturaleza borda y pinta
campaña y monte altivo,
más estimada de don Lope vivo;
perdí, Sirena, el miedo
que a mi propio respeto le tenía;
pues si escaparme puedo
de lance tan forzoso, la osadía
ya sin freno me alienta;
que peligro pasado no escarmienta.
A aquesto se ha llegado
ver a don Lope más amante ahora;
porque desengañado,
si algo temió, su desengaño adora,
y en amor le convierte.
¡Oh cuántos han amado desta suerte!
¡Oh cuántos han querido,
recibiendo por gracias los agravios!
Deste error no han podido
librarse los más doctos, los más sabios;
que la mujer más cuerda,
de haber amado, amada no se acuerda.
Cuando don Luis me amaba,
pareció que a don Luis aborrecía;
cuando sin culpa estaba,
pareció que temía;
y ya (¡qué loco extremo!)
ni amo querida, ni culpada temo;
antes amo olvidada y ofendida,
antes me atrevo, cuando estoy culpada,
y pues para mi vida
hoy sigue al rey don Lope en la jornada,
escribo que don Luis a verme venga,
y tenga fin mi amor, porque él le tenga.
Marcela Noemí Silva- Admin
- Cantidad de envíos : 3292
Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XIV
DONJUAN. -DICHAS.
DON JUAN
(Ap.) ¡No sé cómo el corazón
tan grandes rigores sufre,
sin que se rinda a los golpes
de una y otra pesadumbre!
DOÑA LEONOR
Señor don Juan, pues ¿no viene
con vos don Lope?
DON JUAN
No pude
esperarle, aunque él me dijo
que antes que en el mar sepulte
el sol sus rayos, vendrá.
DOÑA LEONOR
¿Cómo puede, si ya cubren
al mundo pálidas sombras,
y al cielo lóbregas nubes?
DON JUAN
A mí me tuvo violento
un gran disgusto que tuve,
y esperar no puede a nadie
el que de sí mismo huye.
DON LUIS
(Dentro.) ¡Válgame el cielo!
DOÑA LEONOR
¿Qué voz
tan lastimosa discurre
el viento?
DON JUAN
En tierra no hay nadie.
DOÑA LEONOR
En las ondas se descubre
del mar un bulto, que ya
siendo trémulas las luces
del día, no se determina
quién es.
DON JUAN
Osado presume
escaparse; pues parece
que hacia nosotros le induce
piedad del cielo. Lleguemos
donde valientes le ayuden
nuestros brazos.
(Vase.)
Marcela Noemí Silva- Admin
- Cantidad de envíos : 3292
Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XV
DONLOPE. -DICHOS.
DON LOPE
(Dentro.) ¡Ay de mí!
DON JUAN
(Dentro.) ¡Llega!
DON LOPE
(Dentro.) ¡Oh, tierra, patria dulce
del hombre!
(Vuelve Don Juan y con él sale Don Lope, mojado y con una daga en la mano.)
DON JUAN
¡Qué es lo que veo!
¡Don Lope!
DOÑA LEONOR
¡Esposo!
DON LOPE
No pude
hallar puerto más piadoso,
que el que en tal favor acude
a mi fatiga. ¡Oh Leonor!
¡Oh mi bien!, no es bien que dude
que el cielo me ha prevenido
con sus favores comunes
tan grande dicha, en descuento
de tan grande pesadumbre.
¡Amigo!
DON JUAN
¿Qué ha sido esto?
DON LOPE
La mayor lástima incluye
aquesta ventura mía,
que vio el mundo.
DOÑA LEONOR
Como ayude
el cielo mis esperanzas,
y vivo estéis, no hay quien culpe
a la fortuna, aunque usase
de su trágica costumbre.
DON LOPE
Hablé al rey, busquéos a vos,
y como hallaros no pude,
fleté un barco. Estando ya
para hacer que el agua surque.
a mí un galán caballero,
cuyo nombre apenas supe,
(que pienso que era un don Luis
de Benavides) acude
diciéndome que por ser
forastero, a quien se suple
un cortés atrevimiento,
me ruega que no le culpe
el pedirme que en el barco
le traiga; que es bien procure
ver en la quinta del rey
la gente cuando se junte.
Obligóme a que le diese
un lugar; y apenas hube
entrado con él, y el barco
de los dos el peso sufre
(que el barquero aún no había entrado),
cuando al cabo, a quien le pudren
las mismas aguas del mar,
falta, porque le recude
una onda reciamente,
a cuyo golpe no pude
resistir, aunque tomé
los remos. Al fin no tuve
fuerza, y los dos en el barco
entrando por las azules
ondas del mar, padecimos
mil saladas inquietudes.
Ya de los montes de agua
ocupé las altas cumbres,
ya en bóveda de zafir
sepulcro en sus arcos tuve;
al fin guiado a esta parte,
a vista ya de las luces
de tierra, chocando el barco,
de arena y agua se cubre.
El gallardo caballero,
a quien yo librar no pude,
por apartarnos la fuerza
del golpe, sin que se ayude
a sí mismo, se rindió
al mar, donde le sepulte
su olvido.
DOÑA LEONOR
¡Ay de mí ! (Cae desmayada.)
DON LOPE
¡Leonor,
mi bien, mi esposa, no turbes
tu hermosura! ¡Ay cielo mío!
Un hielo manso discurre
por el cristal de sus manos.
¡Ay, don Juan!, la pesadumbre
de verme así, no fue mucho
que la rindiese: no sufren
corazones de mujer
que estas lástimas escuchen.
Llevadla al lecho los dos.
(Llévanla entre Don Juan y Sirena.)
Escena XV
DONLOPE. -DICHOS.
DON LOPE
(Dentro.) ¡Ay de mí!
DON JUAN
(Dentro.) ¡Llega!
DON LOPE
(Dentro.) ¡Oh, tierra, patria dulce
del hombre!
(Vuelve Don Juan y con él sale Don Lope, mojado y con una daga en la mano.)
DON JUAN
¡Qué es lo que veo!
¡Don Lope!
DOÑA LEONOR
¡Esposo!
DON LOPE
No pude
hallar puerto más piadoso,
que el que en tal favor acude
a mi fatiga. ¡Oh Leonor!
¡Oh mi bien!, no es bien que dude
que el cielo me ha prevenido
con sus favores comunes
tan grande dicha, en descuento
de tan grande pesadumbre.
¡Amigo!
DON JUAN
¿Qué ha sido esto?
DON LOPE
La mayor lástima incluye
aquesta ventura mía,
que vio el mundo.
DOÑA LEONOR
Como ayude
el cielo mis esperanzas,
y vivo estéis, no hay quien culpe
a la fortuna, aunque usase
de su trágica costumbre.
DON LOPE
Hablé al rey, busquéos a vos,
y como hallaros no pude,
fleté un barco. Estando ya
para hacer que el agua surque.
a mí un galán caballero,
cuyo nombre apenas supe,
(que pienso que era un don Luis
de Benavides) acude
diciéndome que por ser
forastero, a quien se suple
un cortés atrevimiento,
me ruega que no le culpe
el pedirme que en el barco
le traiga; que es bien procure
ver en la quinta del rey
la gente cuando se junte.
Obligóme a que le diese
un lugar; y apenas hube
entrado con él, y el barco
de los dos el peso sufre
(que el barquero aún no había entrado),
cuando al cabo, a quien le pudren
las mismas aguas del mar,
falta, porque le recude
una onda reciamente,
a cuyo golpe no pude
resistir, aunque tomé
los remos. Al fin no tuve
fuerza, y los dos en el barco
entrando por las azules
ondas del mar, padecimos
mil saladas inquietudes.
Ya de los montes de agua
ocupé las altas cumbres,
ya en bóveda de zafir
sepulcro en sus arcos tuve;
al fin guiado a esta parte,
a vista ya de las luces
de tierra, chocando el barco,
de arena y agua se cubre.
El gallardo caballero,
a quien yo librar no pude,
por apartarnos la fuerza
del golpe, sin que se ayude
a sí mismo, se rindió
al mar, donde le sepulte
su olvido.
DOÑA LEONOR
¡Ay de mí ! (Cae desmayada.)
DON LOPE
¡Leonor,
mi bien, mi esposa, no turbes
tu hermosura! ¡Ay cielo mío!
Un hielo manso discurre
por el cristal de sus manos.
¡Ay, don Juan!, la pesadumbre
de verme así, no fue mucho
que la rindiese: no sufren
corazones de mujer
que estas lástimas escuchen.
Llevadla al lecho los dos.
(Llévanla entre Don Juan y Sirena.)
Marcela Noemí Silva- Admin
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Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XVI
DON LOPE
¡Qué bien en un hombre luce
que callando sus agravios,
aun las venganzas sepulte!
Desta suerte ha de vengarse
quien espera, calla y sufre.
Bien habemos aplicado,
honor, con cuerda esperanza,
disimulada venganza
a agravio disimulado.
¡Bien la ocasión advertí
cuando la cuerda corté,
cuando los remos tomé
para apartarme de allí,
haciendo que pretendía
acercarme! Y ¡bien logré
mi intento, pues me maté
al que ofenderme quería
(testigo es este puñal),
al agresor de mi afrenta,
a quien di en urna violenta
monumento de cristal!
¡Bien en la tierra rompí
el barco, dando a entender
que esto pudo suceder
sin sospecharse de mí!
Pues ya que conforme a ley
de honrado, maté primero
al galán, matar espero
a Leonor: no diga el rey,
viendo que su sangre esmalta
el lecho que aún no violó,
que no vaya, porque yo
en mi casa no haga falta.
Pues esta noche ha de ver
el fin de mi desagravio,
medio más prudente y sabio
para acabarlo de hacer.
Leonor (¡ay de mí!), Leonor,
bella como licenciosa,
tan infeliz como hermosa,
ruina fatal de mi honor;
Leonor, que al dolor rendida,
y al sentimiento postrada,
dejó la muerte burlada
en las manos de la vida,
ha de morir. Mis intentos
sólo los he de fiar,
porque los sabrán callar,
de todos cuatro elementos.
Allí al agua y viento entrego
la media venganza mia;
y aquí la otra mitad fia
mi dolor de tierra y fuego;
pues esta noche mi casa
pienso intrépido abrasar.
Fuego al cuarto he de pegar,
y yo, en tanto que se abrasa,
osado, atrevido y ciego
la muerte a Leonor daré,
porque presuman que fue
sangriento verdugo el fuego.
Sacaré acendrado dél
el honor que me ilustró,
ya que la liga ensució
una mancha tan cruel;
y en una experiencia tal,
por los crisoles no ignoro
que salga acendrado el oro
sin aquel bajo metal
de la liga que tenía
y su valor deslustraba.
Así el mar las manchas lava
de la gran desdicha mía:
El viento la lleve luego
donde no se sepa della:
La tierra ande por no vella,
y cenizas la haga el fuego;
porque así el mortal aliento,
que a turbar el sol se atreve,
consuma, lave, arda y lleve
tierra, agua, fuego y viento.
(Vase.)
Marcela Noemí Silva- Admin
- Cantidad de envíos : 3292
Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XVII
EL REY, EL DUQUE DE BERGANZA. ACOMPAÑAMIENTO.
DUQUE
Pensando el mar que dormía
segundo sol en su esfera,
mansamente retrató
a sus ondas las estrellas.
REY
Vine, duque, por el mar;
que aunque pude por la tierra,
me pareció que tardaba,
cuanto por aquí es más cerca.
Y habiendo estado las aguas
tan dulces y lisonjeras,
que el cielo, Narciso azul,
se vio contemplando en ellas,
ha sido justo venir
donde tantos barcos vea,
cuyos fanales parecen
mil abrasados cometas,
mil alados cisnes, pues
formando esta competencia,
unos con las alas corren,
y otros con los remos vuelan.
DUQUE
A todo ofrece ocasión
la noche apacible y fresca.
REY
Entre la tierra y el mar
deleitosa vista es ésta;
porque mirar tantas quintas,
cuyas plantas lisonjean
ninfas del mar, que obedientes
con tanta quietud las cercan,
es ver un monte portátil,
es ver una errante selva;
pues vistas dentro del mar,
parece que se menean.
Adiós, dulce patria mía,
que en él espero que vuelva
(puesto que es la causa suya),
donde ceñido me veas
de laurel entrar triunfante
de mil victorias sangrientas,
dando a mi honor nueva fama,
nuevos triunfos a la Iglesia,
que espero ver...
(Voces dentro.)
¡Fuego, fuego!
REY
¿Qué voces, duque, son ésas?
DUQUE
Fuego, dicen; y hacia allí
la quinta, que está mas cerca.
Y si no me engaño, es
la de don Lope de Almeida,
se está abrasando.
REY
Ya veo
en ímpetu salir della,
hecha un volcán de humo y fuego,
las nubes y las centellas.
Grande incendio, al parecer,
de todas partes la cerca:
parece imposible cosa
que nadie escaparse pueda.
Acerquémonos a ver
si hay contra el fuego defensa.
DUQUE
¡ Señor! ¿Tal temeridad?
REY
Duque, acción piadosa es ésta,
no temeridad.
Marcela Noemí Silva- Admin
- Cantidad de envíos : 3292
Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XVIII
DON JUAN, medio desnudo. -DICHOS.
DON JUAN
Aunque
cenizas mi vida sea,
he de sacar a don Lope,
que es su cuarto el que se quema.
REY
Detened aquese hombre.
DUQUE
Desesperado, ¿qué intentas?
DON JUAN
Dejar en el mundo fama
de una amistadamistad verdadera.
Y pues que presente estás,
es bien que la causa sepas.
Apenas, oh, gran señor,
nos recogimos, apenas,
cuando en un punto, un instante,
creció el fuego de manera,
que parece que tomaba
venganza de su violencia.
Don Lope de Almeida está
con su esposa, y yo quisiera
librarlos.
Marcela Noemí Silva- Admin
- Cantidad de envíos : 3292
Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XIX
MANRIQUE. -DICHOS.
MANRIQUE
Echando chispas,
como diablo de comedia,
salgo huyendo de mi casa,
que soy desta Troya Eneas.
Al mar me voy a arrojar,
aunque menor daño fuera
quemarme, que beber agua.
Escena XIX
MANRIQUE. -DICHOS.
MANRIQUE
Echando chispas,
como diablo de comedia,
salgo huyendo de mi casa,
que soy desta Troya Eneas.
Al mar me voy a arrojar,
aunque menor daño fuera
quemarme, que beber agua.
Marcela Noemí Silva- Admin
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Fecha de inscripción : 26/06/2009
Re: A secreto agravio, secreta venganza de Pedro Calderón de la Barca-Tragedia
Jornada tercera
Escena XX
DON LOPE, medio desnudo, que saca a DOÑA LEONOR, muerta.
DICHOS.
DON LOPE
¡Piadosos cielos, clemencia,
porque, aunque arriesgue mi vida,
escapar la suya pueda!
¡Leonor!
REY
¿Es don Lope?
DON LOPE
Yo
soy, señor, si es que me deja
el sentimiento, no el fuego,
alma y vida, con que pueda
conoceros, para hablaros,
cuando vida y alma atentas
a esta desdicha, a este asombro,
a este horror, a esta tragedia,
yacen postradas y mudas.
Esta muerta beldad, esta
flor en tanto fuego helada,
que sólo el fuego pudiera
abrasarla, que de envidia
quiso que no resplandezca,
ésta, señor, fue mi esposa,
noble, altiva, honrada, honesta,
que en los labios de la fama
deja esta alabanza eterna.
Ésta es mi esposa, a quien yo
quise con tanta terneza
de amor, porque sienta más
el no verla y el perderla
con una tan gran desdicha,
como en vivo fuego envuelta,
en humo denso anegada;
pues cuando librarla intenta
mi valor, rindió la vida
en mis brazos. ¡Dura pena!
¡Triste horror! ¡Fuerte suceso!
Aunque un consuelo me deja,
y es, que ya podré serviros;
pues libre desta manera,
en mi casa no haré falta.
Con vos iré, donde pueda
tener mi vida su fin,
si hay desdicha que fin tenga.
Y vos, valiente don Juan, (Ap. a él)
decid a quien se aconseja
con vos, cómo ha de vengarse
sin que ninguno lo sepa;
y no dirá la venganza
lo que dijo la alienta.
REY
¡Notable desdicha ha sido!
DON JUAN
Pues óigame Vuestra Alteza
aparte; porque es razón
que sólo este caso sepa.
Don Lope sospechas tuvo,
que pasaron de sospechas
y llegaron a verdades;
y en resolución tan cuerda,
por dar a secreto agravio
también venganza secreta,
al galán mató en el mar,
porque en un barco se entra
con él sólo: así el secreto
al agua y fuego le entrega,
porque el que supo el agravio
sólo la venganza sepa.
REY
Es el caso más notable
que la antigüedad celebra;
porque secreta venganza
requiere secreta ofensa.
DON JUAN
Ésta es verdadera historia
del gran don Lope de Almeida,
dando con su admiración
fin a la tragicomedia.
Fin
Escena XX
DON LOPE, medio desnudo, que saca a DOÑA LEONOR, muerta.
DICHOS.
DON LOPE
¡Piadosos cielos, clemencia,
porque, aunque arriesgue mi vida,
escapar la suya pueda!
¡Leonor!
REY
¿Es don Lope?
DON LOPE
Yo
soy, señor, si es que me deja
el sentimiento, no el fuego,
alma y vida, con que pueda
conoceros, para hablaros,
cuando vida y alma atentas
a esta desdicha, a este asombro,
a este horror, a esta tragedia,
yacen postradas y mudas.
Esta muerta beldad, esta
flor en tanto fuego helada,
que sólo el fuego pudiera
abrasarla, que de envidia
quiso que no resplandezca,
ésta, señor, fue mi esposa,
noble, altiva, honrada, honesta,
que en los labios de la fama
deja esta alabanza eterna.
Ésta es mi esposa, a quien yo
quise con tanta terneza
de amor, porque sienta más
el no verla y el perderla
con una tan gran desdicha,
como en vivo fuego envuelta,
en humo denso anegada;
pues cuando librarla intenta
mi valor, rindió la vida
en mis brazos. ¡Dura pena!
¡Triste horror! ¡Fuerte suceso!
Aunque un consuelo me deja,
y es, que ya podré serviros;
pues libre desta manera,
en mi casa no haré falta.
Con vos iré, donde pueda
tener mi vida su fin,
si hay desdicha que fin tenga.
Y vos, valiente don Juan, (Ap. a él)
decid a quien se aconseja
con vos, cómo ha de vengarse
sin que ninguno lo sepa;
y no dirá la venganza
lo que dijo la alienta.
REY
¡Notable desdicha ha sido!
DON JUAN
Pues óigame Vuestra Alteza
aparte; porque es razón
que sólo este caso sepa.
Don Lope sospechas tuvo,
que pasaron de sospechas
y llegaron a verdades;
y en resolución tan cuerda,
por dar a secreto agravio
también venganza secreta,
al galán mató en el mar,
porque en un barco se entra
con él sólo: así el secreto
al agua y fuego le entrega,
porque el que supo el agravio
sólo la venganza sepa.
REY
Es el caso más notable
que la antigüedad celebra;
porque secreta venganza
requiere secreta ofensa.
DON JUAN
Ésta es verdadera historia
del gran don Lope de Almeida,
dando con su admiración
fin a la tragicomedia.
Fin
Marcela Noemí Silva- Admin
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"El amor es la razón del corazón"
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