ODAS DE HORACIO- LIBRO II- II A CAYO SALUSTIO
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ODAS DE HORACIO- LIBRO II- II A CAYO SALUSTIO
II A CAYO SALUSTIO
Crispo Salustio, enemigo de los metales que esconde la tierra en su avaro seno, de nada sirve el brillo de la plata si no resplandece en la moderación de su empleo.
Proculeyo vivirá hasta remotas edades por haber sido un tierno padre con sus hermanos, y la fama, en sus alas incansables, llevará adonde quiera su nombre inmortal.
Reinarás en más vasto imperio sofocando los impulsos de la ambición que si juntas al dominio de África la remota Cádiz, y una y otra Cartago obedecen tus mandatos.
La hidropesía cruel se agrava con la bebida, y no apaga la sed que la devora si no arranca de las venas la raíz de su dolencia y el humor acuoso de su pálido cuerpo.
La Virtud, que rechaza las opiniones del vulgo, excluye del número de los venturosos a Fraates, repuesto en el trono de Ciro, y enseña a los pueblos a no dejarse llevar de falsos prejuicios, concediendo la diadema, el reino tranquilo y el laurel de la victoria al que pasa por delante de grandes montones de oro sin torcer la vista para contemplarlos.
Crispo Salustio, enemigo de los metales que esconde la tierra en su avaro seno, de nada sirve el brillo de la plata
Proculeyo vivirá hasta remotas edades por haber sido un tierno padre con sus hermanos, y la fama, en sus alas incansables, llevará adonde quiera su nombre inmortal.
Reinarás en más vasto imperio sofocando los impulsos de la ambición que si juntas al dominio de África la remota Cádiz, y una y otra Cartago obedecen tus mandatos.
La hidropesía cruel se agrava con la bebida
La Virtud, que rechaza las opiniones del vulgo, excluye del número de los venturosos a Fraates, repuesto en el trono de Ciro, y enseña a los pueblos a no dejarse llevar de falsos prejuicios, concediendo la diadema, el reino tranquilo y el laurel de la victoria al que pasa por delante de grandes montones de oro sin torcer la vista para contemplarlos.
Roana Varela- Moderadora
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