EL AMANECER DE LA POESIA DE EURIDICE CANOVA Y SABRA
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Mirando al Misterio– Capítulo . XVI. Nahuales.

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Mensaje por Rosko Dom Dic 22, 2013 8:49 pm

Mirando al Misterio– Capítulo . XVI. Nahuales.
por Samael Aun Weor

Amigos míos, vamos hoy a platicar un poco sobre los Nahuales. Esto resulta muy interesante porque pertenece a viejas tradiciones de nuestro pueblo Mexicano. Quiero que me escuchéis con infinita paciencia, anhelando comprender profundamente todas y cada una de mis palabras.

Vienen a mi memoria, en estos instantes, múltiples casos extraordinarios que bien valen la pena estudiar. Oaxaca es siempre un pueblo de místicas leyendas ocultistas que muchos esoteristas deberían conocer.

Cuando un niño nace en aquella región es debidamente relacionado con los famosos Nahuales. Sea que la criatura nazca de noche o de día, los familiares en todo caso harán un círculo con cenizas alrededor de la casa.

Se nos ha dicho que al amanecer se observará en las cenizas huellas que hubiesen dejado los animales del lugar. Es incuestionable que si tales huellas corresponden, por ejemplo, a una zorra del monte, ésta sería el Nahual de la criatura, mas si los rastros fueren de otro animal cualquiera, indudablemente sería este elemental, el Nahual del recién nacido.

Pasemos ahora a los Nahuales vegetales. Desde los antiguos tiempos el ombligo del recién nacido se entierra junto con el retoño de cualquier árbol. Obviamente aquél árbol queda correlacionado con la criatura y creciendo con este elemental vegetal en el tiempo simultáneamente.

Saben muy bien las gentes del lugar que el elemental de tal árbol puede ayudarle a la criatura que con él se relaciona en muchos aspectos de la vida.

Antiguos aborígenes de América trabajaron siempre con los elementales maravillosos de las plantas; con éstos realizaron infinitos fenómenos mágicos, curaciones a distancia, conjuración de tempestades, etc. etc. etc.

Es bueno recordar ahora que los elementales de la naturaleza son las criaturas angélicas que animan a todo lo que es, a todo lo que ha sido y a todo lo que será.

Cada átomo mineral es el cuerpo físico de un elemental inferior; Cada planta es el cuerpo físico de un elemental vegetal inteligente; cada criatura animal es el vehículo material de un elemental de ese reino.

En antiguos tiempos, antes de que nosotros empezáramos el ciclo de humanas existencias, es obvio que fuimos elementales; ahora se explicarán ustedes porque nos hayamos relacionados con tales o cuales plantas o con tales o cuales piedras o animales.

Ya ven ustedes como en Oaxaca no se han perdido estas tradiciones milenarias, y no hay duda de que muchos nativos son debidamente protegidos por aquellos elementales con los cuales se les relaciona en el nacimiento.

Los Nahuales son, pues, elementales ideales cuando los amamos realmente. Un Nahual muy extraordinario es indudablemente el gato negro. Voy a relatar a continuación un experimento que hiciera con tal elemental.

En casa teníamos un pequeño gatito de color negro; me propuse ganarme su cariño y es ostensible que lo logré. Una noche cualquiera quise hacer un experimento metafísico trascendental; acostado en mi lecho coloqué a mi lado al inocente animal.

Relajé mi cuerpo en forma correcta y después me concentré profundamente en el citado felino, rogándole que me sacase de mi cuerpo físico.

Confieso sin ambages que tal concentración fue larga y muy honda, posiblemente se prolongó por el espacio de una hora. Me adormecí ligeramente mediante la intensiva concentración, mas ciertamente hube de pasar por una extraordinaria sorpresa.

Aquella criatura pareció aumentar de tamaño y luego se convirtió en un gigante de enormes proporciones acostado a la orilla de mi cama. Le toqué con la diestra y me pareció de acero; irradiaba electricidad y su rostro era negro como la noche.

No hay duda de que todo su cuerpo era del mismo color, empero había dejado la forma animalesca asumiendo en vez de ésta la figura humana, a excepción del rostro que aunque gigantesco continuaba siendo de gato.

Esto fue algo insólito que no esperaba. Me sorprendí terriblemente y un poco espantado lo conjuré con la conjuración de los siete del Sabio Salomón.

El resultado fue que aquel encanto cesó, instantes después junto a mí, estaba otra vez la inocente criatura en su forma de gatito.

Muy preocupado anduve al otro día por las calles de la ciudad; yo creía que el miedo había sido eliminado de mi naturaleza y he aquí que ahora el Nahual éste me había dado tremendo susto.

Sin embargo, en modo alguno me resignaba a perder la batalla y me di ánimo a mi mismo, aguardando ansioso la noche para repetir el experimento.

Coloqué otra vez a la pequeña criatura en mi cama y a la diestra como en la noche anterior.

Relajé mi cuerpo físico, no dejando ningún músculo en tensión y después me concentré profundamente en el felino, guardando allá en lo profundo de mi corazón la intención de no dejarme espantar nuevamente.

“Soldado avisado no muere en guerra” y yo ya estaba obviamente informado sobre lo que debería suceder. Así, pues, el temor había sido francamente eliminado de mi interior.

Transcurrida una hora poco más o menos, en muy honda concentración, se repitió exactamente el mismo fenómeno de la noche anterior.

El elemental del gatito aquél es obvio que se salió del cuerpo para tomar humana figura gigantesca y terrible.

Acostado en mi lecho, lo miré; era espantoso en gran manera, terrorífico. Ciertamente su cuerpo tan enorme no cabía del todo en la cama por lo cual sus piernas y sus pies rebasaban mi humilde lecho lo que más me asombró es que tal elemental, al abandonar su cuerpo denso pudiera materializarse físicamente, hacerse visible y tangible para nuestros sentidos, pues podía tocarlo con mis manos físicas y parecía de hierro; podía verlo con mis ojos físicos y su rostro era tremendo.

Empero esta vez sí no tuve miedo. Me propuse ejercer completo control sobre mí mismo y es claro que lo logré.

Entonces hablándole con voz pausada y firme le exigí que me sacara del cuerpo físico diciéndole: levántate gatito de esta cama (al decir esto el gigante aquél se puso de pie).

Después continué ordenándole: Sácame ahora de este cuerpo físico, llévame en astral; al decir esto último, aquél gigante extraordinario me contestó con las siguientes palabras: Dadme tus manos; es claro que yo levanté mis manos, momento que aprovechó el elemental para jalarme y sacarme del cuerpo físico.

Aquél extraño ser estaba dotado de una fuerza terrible, pero irradiaba amor y es ostensible que quería servirme; así son los elementales de la naturaleza.

Ya de pié en mi astral, junto al lecho y teniendo por compañero a ese misterioso ser, tomé nuevamente la palabra para ordenarle así: Llévame al centro de la ciudad de México; Seguidme, fue la respuesta de aquel coloso. El salió de casa caminando lentamente y yo paso a paso tras de él.

Anduvimos por distintos lugares de la ciudad hasta llegar a San Juan de Letrán y por ahí, en una esquina cualquiera, nos detuvimos un momento.

Era la media noche y anhelaba llevar a feliz término el experimento. Vi a un grupo de caballeros en una esquina platicando; ellos estaban en cuerpo físico y por lo tanto es incuestionable que no me percibían; sin embargo, yo quería hacerme visible y tangible ante ellos; tal era mi propósito.

Dirigiéndome, pues, al gigante aquél, el Nahual este de las maravillas y prodigios en tono dulce pero imperativo le di una nueva orden: “Pasadme ahora al mundo de tres dimensiones, al mundo físico”.

El Nahual elemental puso entonces sus dos manos sobre mis hombros a tiempo que hizo sobre estos cierta presión.

Sentí que abandonaba el mundo astral y que penetraba en el mundo físico; quedé visible y tangible ante el grupo aquel de caballeros que en ese lugar se encontraba.

Acercándome a ellos, pregunté así: ¿Qué horas tienen señores? Son las doce y media de la noche. Gracias, señores; quiero decirles ahora a ustedes que yo vengo de las regiones invisibles y que he querido hacerme visible y tangible para ustedes; palabras raras ¿Verdad? aquellos hombres me miraron extrañados; yo continué diciéndoles: “hasta luego señores, regreso ahora nuevamente para el mundo invisible”; rogué al elemental aquél me pasara otra vez a las regiones suprasensibles y es incuestionable que la criatura aquella obedeció en el acto.

Alcancé a ver el asombro de todos aquellos señores. Sintieron horror, pavor y se alejaron presurosos de aquel lugar.

Nuevas órdenes dadas al gigante elemental fueron suficientes para que él me trajese de regreso a la casa.

Al volver a la habitación, al penetrar en la recámara, vi que aquél señor misterioso perdía su gigantesco tamaño y penetraba dentro del pequeño cuerpo felino que yacía en el lecho, precisamente por la glándula pineal situada como es sabido en la parte superior del cerebro.

Yo hice lo mismo, puse mis pies astrales sobre la citada glandulita del cerebro físico y me sentí luego dentro de mi cuerpo denso para despertar entre el lecho.

Miré al gatito, le hice algunas caricias, le di las gracias y le dije: “Te agradezco el servicio prestado, tú y yo somos amigos”.

Desde entonces, mis caros amigos, he pensado que los gatitos, que estos elementales felinos pueden ser ideales a todos los aspirantes a la vida superior. Con esta clase de Nahuales cualquier ocultista puede aprender a salir en astral consciente y positivamente. Lo importante es no tener miedo; se necesita muchísimo valor.

No está demás decir que esta clase de experimentos psíquicos se requiere que el color del gato sea negro.

Muchos ignorantes ilustrados pueden darse el lujo de reírse de todas estas declaraciones esotéricas, pero eso a nosotros no nos importa; estamos escribiendo para gente de inquietudes espirituales, estamos hablando para personas que realmente anhelan el despertar de la conciencia.

1.- Maestro, ¿podría explicarme que es un elemental?

R.- Amigo mío, quiero que usted comprenda que todo átomo es un trío de materia energía y conciencia. Obviamente el aspecto concientivo de cualquier átomo es un elemental.

Amplíe usted ahora un poco más esta idea; piense en el gatito de nuestro experimento; allí verá usted un organismo físico. Es obvio que este último está constituido por órganos y por células.

Piense ahora que cada célula es una suma de átomos; descomponga cualquier átomo y liberará energía. Claramente todo organismo en última síntesis se reduce a distintos tipos y subtipos de energía.

Empero hay algo mas en la criatura o en las criaturas; existe inteligencia y conciencia.

Incuestionablemente, la conciencia del gatito de nuestro experimento (o de cualquier criatura animal), es el elemental inferior, el Nahual que dicen los nativos de Oaxaca.

Indudablemente tal conciencia está ataviada con un cuerpo etérico lo que le permite hacerse visible y tangible en cualquier lugar y manifestarse en diversas formas, tal como usted lo habrá podido observar en mi relato.

Pensemos en las plantas. En cada una de estas vemos también el trío de materia, energía y conciencia; ésta última es siempre el elemental.

Hay elementales en el fuego, los hay en el aire y existen también en las aguas y en la tierra; los antiguos sabios aprendieron a manejar los elementales.

Los magos de los tiempos arcaicos ordenaban a los elementales de los aires y estos obedecían retirando las nubes o alejándolas según la voluntad del mago; mandaban a las salamandras del fuego y entonces podían tales magos actuar sobre los volcanes de la tierra a voluntad.

Ordenaban a los elementales de las aguas y es obvio que podían así aplacar las tempestades o hacerse desbordar los ríos y lagunas; conjuraban a los elementales del reino mineral para realizar operaciones de alquimia o para hacer temblar la tierra, o simplemente para conjurar los terremotos y el resultado era siempre maravilloso.

Creo que ahora podrá el caballero comprender mejor lo que son los elementales. Le aconsejo que se estudie la obra titulada “Los elementales” de Don Francisco Hartman, el gran iniciado alemán.

2.- He oído decir que con los gatos negros, hacen magia negra, invocan a los demonios, etc. ¿Que me dice usted de esto, maestro?

R.- Distinguida señorita, todo en la naturaleza tiene doble uso. Hay la planta que cura y la planta que mata. Ya ve usted lo magnífico que es la electricidad; Cuántas máquinas se mueven con energía eléctrica, qué variados servicios nos produce; sin embargo, sirve también para la silla eléctrica; creo que nadie ignora que la electricidad en manos de los verdugos causa muerte.

El gato negro es usado criminalmente por los perversos de la magia negra, más también puede ser utilizado por los santos de la magia blanca.

Los elementales en sí mismos no son buenos ni malos; todo depende del uso que hagamos de ellos. Si los empleamos para el bien, buena obra hacemos, mas si los empleamos para el mal, mala obra haremos.

Creo que ninguno de los amigos aquí presentes está dedicado a la magia negra; me parece que todos pueden utilizar los servicios del gato negro (que es especialmente mágico) para aprender a salir en cuerpo astral consciente y positivamente. Trabajar por el despertar de la conciencia no es un delito.
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