Más Allá De La Muerte– Capítulo X Experiencias Místicas De Un Neófito
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Más Allá De La Muerte– Capítulo X Experiencias Místicas De Un Neófito
Más Allá De La Muerte– Capítulo X Experiencias Místicas De Un Neófito
por Samael Aun Weor
1.- En una de las prácticas de salida Astral, una noche del año 1966, logré salir conscientemente de mi cuerpo y sentir una liberación muy especial, ya que mi ser sentía una alegría indescriptible y volé, volé como pájaro hasta otro planeta para mi raro, pero que tenía mucho parecido con la tierra, ya que veía enormes y verdes bosques poblados de pinos y una cabaña de troncos en la que había algunas gentes haciéndome señas; descendí y me encontré con la grata sorpresa de que estaba ahí el Maestro Samael Aun Weor, con algunos familiares y discípulos conocidos, quienes me recibieron con un abrazo muy efusivo y una alegría muy especial que no puedo describir.
Luego el Maestro me invitó a caminar por el bosque hasta llegar a un puente de piedra donde me explicó que ese planeta era la Luna en pasadas épocas, cuando había habitantes, animales y vegetación y que era la antigua Tierra Luna o Tierra Madre Luna y me enseñó ríos, montañas y grandes mares.
¿Me podría explicar como es posible visitar otro planeta en épocas tan remotas como esa?
R.- Ya ve usted distinguido caballero lo que es el desdoblamiento; entonces el alma puede transportarse a otros planetas y conocer muchos misterios; usted fue realmente en alma, espíritu, como quiera decir, a ese satélite que resplandece en las noches estrelladas.
Ciertamente allá se encontró a mi espíritu en el citado puente; empero es obvio que lo que usted vió, el puente, el río, la vegetación, etc., etc., corresponden a un pasado sumamente antiguo, porque hoy en día ya la luna es un cadáver.
Es bueno que usted sepa que los mundos, las personas, los vegetales y los animales, nacen, crecen, envejecen y mueren. En nombre de la verdad debo decirle que hoy la luna es un cadáver. Ese satélite tuvo vida en abundancia; pasó por su infancia, por su juventud, por su madurez, envejeció y murió.
El alma puede ver no solamente el futuro y el presente sino también el pasado. Lo que usted vio corresponde exactamente a aquella época pasada en que la luna tuvo ríos caudalosos, profundos mares, exuberante vegetación, volcanes en erupción, vida vegetal, animal y humana.
Quiero que usted sepa que los Selenitas existieron; la luna tuvo 7 razas humanas a través de sucesivos períodos históricos; las primeras fueron de gigantes y las últimas fueron de liliputienses, es decir, pequeñísimos. Las últimas familias humanas que vivieron en la luna podríamos catalogarlas como de hombres hormigas; no se extrañe de lo que le digo; esto siempre sucede en todos los planetas; las primeras razas son de gigantes y las últimas demasiado pequeñas.
Lo felicito por haber recordado lo que vió y oyó en la luna.
En un futuro, los Arqueólogos podrán encontrar bajo el subsuelo lunar ruinas de ciudades antiquísimas; ya verá usted las noticias en todos los periódicos.
2.- En el mes de Julio de 1969, teniendo la oportunidad de visitar una población del Estado de Hidalgo en compañía del Maestro Samael Aun Weor, su familia, un amigo, otro discípulo y un humilde servidor, partimos en automóvil en una tarde muy lluviosa y algo fría a una zona arqueológica, pensando nosotros en que no iba a ser posible visitar el lugar propuesto, ya que en la carretera llovía fuertemente y apenas había visibilidad.
Recorrimos así casi todo el camino y al llegar vimos con sorpresa como se aclaraba el pueblo a donde nos dirigíamos, estando alrededor cargado de nubes negras.
No obstante, pudimos visitar la zona arqueológica prácticamente en su totalidad. Noté que el Maestro hizo algunas concentraciones instantáneas y posteriormente comentó con su esposa que ya se había terminado el permiso; luego me preguntó que si me había dado cuenta del fenómeno que se había producido, respondiéndole afirmativamente, pues era claro que él había pedido que cesara la lluvia; luego nos indicó que subiésemos al coche e instantáneamente empezó a llover a cántaros.
¿Me podría decir como fue posible este milagro?
R.- Es bueno que usted sepa que los 4 elementos: fuego, aire, agua y tierra están densamente poblados por criaturas elementales de la naturaleza; puede que a usted se le haga raro lo que le estoy diciendo, pero en todas las épocas de la historia existieron tradiciones sobre eso que se llama hadas, ninfas, nereidas, silfos, duendes, etc.
Pues bien, esos son los elementales; se les llama así porque viven en los elementos. Los pigmeos, por ejemplo, viven entre las rocas de la tierra; las salamandras viven en el fuego; los silfos en el aire en las nubes; y las Nereidas en las aguas.
Las gentes incrédulas no aceptan nada de esto, pero creo que usted es una persona que tiene fe y por ello con el mayor placer le explico y respondo a su pregunta.
Por medio de ciertas fórmulas secretas, mi propio espíritu dió órdenes a los silfos que viven en las nubes para que alejaran a éstas. Sin embargo, no debe usted ignorar que las aguas están manejadas también por las ondinas. Si los silfos promueven corrientes psíquicas especiales, se llevan a las nubes, las mueven, las alejan del lugar y con ellas también se van las ondinas de las aguas; entonces momentáneamente se puede alejar la lluvia; empero esto sólo lo hacemos nosotros los Iniciados en casos muy especiales porque de lo contrario se establecería el desorden en la naturaleza.
Cuando un Iniciado Gnóstico realiza un milagro de estos, lo hace siempre con permiso de los seres superiores. El milagro que usted presenció fue necesario, pues se necesitaba estudiar algunos monolitos de Tula, por cierto bastante interesantes.
3.- En una práctica en que quise recordar mis pasadas vidas, tal y como usted nos ha enseñado, traje las siguientes experiencias:
Me vi en las pirámides de Teotihuacán en la época de los Aztecas, donde se encuentra la ciudadela; había una gran multitud que hacía grandes aclamaciones y vociferaciones, pues en toda la Avenida de los Muertos había gente del pueblo, soldados y políticos ricamente ataviados con penachos, brazaletes, sandalias y ornamentos de oro y pedrería.
Por esta avenida caminábamos varios prisioneros atados de manos y cuellos, rodeados por varios soldados vestidos de caballeros tigres y águilas que nos llevaron al pie de la pirámide del sol, donde había una gran fogata; al llegar a la plataforma nos formaron. Un sacerdote hizo una señal y todos callaron; entonces comenzaron a sonar las chirimias y los teponaztlis; después vinieron doncellas bailando danzas de una fastuosidad indescriptible.
Al terminar las danzas vinieron doce ancianos que hicieron una especie de «Corte marcial» y nos juzgaron. Posteriormente nos vendaron los ojos, haciéndonos subir los escalones de la pirámide, por cierto que algunos resbalaron y cayeron; ya que escuchamos el ruido y los gritos de dolor, recuerdo que sentía los escalones estrechos que apenas penetraba la mitad del pie; al llegar a la parte superior hubo oraciones, invocaciones y ofertorios y fuimos sacrificados al Dios Huitzilopchtli.
¿Me podría explicar que sucedió? ¿Es esa reencarnación o retorno?
R.- Usted, en meditación, quiso recordar sus vidas pasadas; se adormeció un poco y entonces su alma salió del cuerpo de carne y hueso; después vinieron las distintas escenas, recuerdos de un pasado. Lo invitó a comprender que ciertamente usted fue un habitante Azteca en el México antiguo.
Ya vió como se juzgaba a muchos delincuentes y después es obvio que se les sacrificaba a los Dioses. Así pues, no todos los inmolados en el Ara de los sacrificios humanos eran personas inocentes; existió pues, en el México Precolombino, los sacrificios humanos.
por Samael Aun Weor
1.- En una de las prácticas de salida Astral, una noche del año 1966, logré salir conscientemente de mi cuerpo y sentir una liberación muy especial, ya que mi ser sentía una alegría indescriptible y volé, volé como pájaro hasta otro planeta para mi raro, pero que tenía mucho parecido con la tierra, ya que veía enormes y verdes bosques poblados de pinos y una cabaña de troncos en la que había algunas gentes haciéndome señas; descendí y me encontré con la grata sorpresa de que estaba ahí el Maestro Samael Aun Weor, con algunos familiares y discípulos conocidos, quienes me recibieron con un abrazo muy efusivo y una alegría muy especial que no puedo describir.
Luego el Maestro me invitó a caminar por el bosque hasta llegar a un puente de piedra donde me explicó que ese planeta era la Luna en pasadas épocas, cuando había habitantes, animales y vegetación y que era la antigua Tierra Luna o Tierra Madre Luna y me enseñó ríos, montañas y grandes mares.
¿Me podría explicar como es posible visitar otro planeta en épocas tan remotas como esa?
R.- Ya ve usted distinguido caballero lo que es el desdoblamiento; entonces el alma puede transportarse a otros planetas y conocer muchos misterios; usted fue realmente en alma, espíritu, como quiera decir, a ese satélite que resplandece en las noches estrelladas.
Ciertamente allá se encontró a mi espíritu en el citado puente; empero es obvio que lo que usted vió, el puente, el río, la vegetación, etc., etc., corresponden a un pasado sumamente antiguo, porque hoy en día ya la luna es un cadáver.
Es bueno que usted sepa que los mundos, las personas, los vegetales y los animales, nacen, crecen, envejecen y mueren. En nombre de la verdad debo decirle que hoy la luna es un cadáver. Ese satélite tuvo vida en abundancia; pasó por su infancia, por su juventud, por su madurez, envejeció y murió.
El alma puede ver no solamente el futuro y el presente sino también el pasado. Lo que usted vio corresponde exactamente a aquella época pasada en que la luna tuvo ríos caudalosos, profundos mares, exuberante vegetación, volcanes en erupción, vida vegetal, animal y humana.
Quiero que usted sepa que los Selenitas existieron; la luna tuvo 7 razas humanas a través de sucesivos períodos históricos; las primeras fueron de gigantes y las últimas fueron de liliputienses, es decir, pequeñísimos. Las últimas familias humanas que vivieron en la luna podríamos catalogarlas como de hombres hormigas; no se extrañe de lo que le digo; esto siempre sucede en todos los planetas; las primeras razas son de gigantes y las últimas demasiado pequeñas.
Lo felicito por haber recordado lo que vió y oyó en la luna.
En un futuro, los Arqueólogos podrán encontrar bajo el subsuelo lunar ruinas de ciudades antiquísimas; ya verá usted las noticias en todos los periódicos.
2.- En el mes de Julio de 1969, teniendo la oportunidad de visitar una población del Estado de Hidalgo en compañía del Maestro Samael Aun Weor, su familia, un amigo, otro discípulo y un humilde servidor, partimos en automóvil en una tarde muy lluviosa y algo fría a una zona arqueológica, pensando nosotros en que no iba a ser posible visitar el lugar propuesto, ya que en la carretera llovía fuertemente y apenas había visibilidad.
Recorrimos así casi todo el camino y al llegar vimos con sorpresa como se aclaraba el pueblo a donde nos dirigíamos, estando alrededor cargado de nubes negras.
No obstante, pudimos visitar la zona arqueológica prácticamente en su totalidad. Noté que el Maestro hizo algunas concentraciones instantáneas y posteriormente comentó con su esposa que ya se había terminado el permiso; luego me preguntó que si me había dado cuenta del fenómeno que se había producido, respondiéndole afirmativamente, pues era claro que él había pedido que cesara la lluvia; luego nos indicó que subiésemos al coche e instantáneamente empezó a llover a cántaros.
¿Me podría decir como fue posible este milagro?
R.- Es bueno que usted sepa que los 4 elementos: fuego, aire, agua y tierra están densamente poblados por criaturas elementales de la naturaleza; puede que a usted se le haga raro lo que le estoy diciendo, pero en todas las épocas de la historia existieron tradiciones sobre eso que se llama hadas, ninfas, nereidas, silfos, duendes, etc.
Pues bien, esos son los elementales; se les llama así porque viven en los elementos. Los pigmeos, por ejemplo, viven entre las rocas de la tierra; las salamandras viven en el fuego; los silfos en el aire en las nubes; y las Nereidas en las aguas.
Las gentes incrédulas no aceptan nada de esto, pero creo que usted es una persona que tiene fe y por ello con el mayor placer le explico y respondo a su pregunta.
Por medio de ciertas fórmulas secretas, mi propio espíritu dió órdenes a los silfos que viven en las nubes para que alejaran a éstas. Sin embargo, no debe usted ignorar que las aguas están manejadas también por las ondinas. Si los silfos promueven corrientes psíquicas especiales, se llevan a las nubes, las mueven, las alejan del lugar y con ellas también se van las ondinas de las aguas; entonces momentáneamente se puede alejar la lluvia; empero esto sólo lo hacemos nosotros los Iniciados en casos muy especiales porque de lo contrario se establecería el desorden en la naturaleza.
Cuando un Iniciado Gnóstico realiza un milagro de estos, lo hace siempre con permiso de los seres superiores. El milagro que usted presenció fue necesario, pues se necesitaba estudiar algunos monolitos de Tula, por cierto bastante interesantes.
3.- En una práctica en que quise recordar mis pasadas vidas, tal y como usted nos ha enseñado, traje las siguientes experiencias:
Me vi en las pirámides de Teotihuacán en la época de los Aztecas, donde se encuentra la ciudadela; había una gran multitud que hacía grandes aclamaciones y vociferaciones, pues en toda la Avenida de los Muertos había gente del pueblo, soldados y políticos ricamente ataviados con penachos, brazaletes, sandalias y ornamentos de oro y pedrería.
Por esta avenida caminábamos varios prisioneros atados de manos y cuellos, rodeados por varios soldados vestidos de caballeros tigres y águilas que nos llevaron al pie de la pirámide del sol, donde había una gran fogata; al llegar a la plataforma nos formaron. Un sacerdote hizo una señal y todos callaron; entonces comenzaron a sonar las chirimias y los teponaztlis; después vinieron doncellas bailando danzas de una fastuosidad indescriptible.
Al terminar las danzas vinieron doce ancianos que hicieron una especie de «Corte marcial» y nos juzgaron. Posteriormente nos vendaron los ojos, haciéndonos subir los escalones de la pirámide, por cierto que algunos resbalaron y cayeron; ya que escuchamos el ruido y los gritos de dolor, recuerdo que sentía los escalones estrechos que apenas penetraba la mitad del pie; al llegar a la parte superior hubo oraciones, invocaciones y ofertorios y fuimos sacrificados al Dios Huitzilopchtli.
¿Me podría explicar que sucedió? ¿Es esa reencarnación o retorno?
R.- Usted, en meditación, quiso recordar sus vidas pasadas; se adormeció un poco y entonces su alma salió del cuerpo de carne y hueso; después vinieron las distintas escenas, recuerdos de un pasado. Lo invitó a comprender que ciertamente usted fue un habitante Azteca en el México antiguo.
Ya vió como se juzgaba a muchos delincuentes y después es obvio que se les sacrificaba a los Dioses. Así pues, no todos los inmolados en el Ara de los sacrificios humanos eran personas inocentes; existió pues, en el México Precolombino, los sacrificios humanos.
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